La vida siempre es un bien
Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar. (Catecismo 357).
Cada vida humana participa de un misterio que nos supera porque es imagen de Dios.
La vida siempre es un bien (Evangelium Vitae, 31), puesto que “es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria”. “En el hombre se refleja la realidad misma de Dios” (Evangelium Vitae, 34).
“La vida humana es sagrada”. (Catecismo, 2258). La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta la acción creadora de Dios, y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin (Instr. Donum Vitae,5).