Educación de la sexualidad y la afectividad
La mejor educación sexual que puede recibir un hijo es que su padre y su madre se quieran y lo quieran a él/ella mucho y bien. Si los padres no se pueden querer, que al menos se respeten por el bien del hijo. Acompañando a nuestros hijos, de forma natural habrá más de una ocasión de responder a las preguntas que les surgen a lo largo del desarrollo de sus vidas y tendremos que prepararnos para poderles responder a su nivel, a medida que vayan preguntando. Si no preguntan es bueno suscitar las preguntas para que ellos busquen las respuestas. De esta forma, los hijos crecen manteniendo un confiado diálogo con los padres.
Recordemos que la sexualidad, el ser hombre o mujer, incide en todas las dimensiones de la persona humana: social, física, intelectual, espiritual y psicológica: y a la hora de educar a un hijo deberemos incidir también en todas estas dimensiones de la persona.